Hay cosas que entre mas se mezquinan mas se acaban, como lo es el amor y la felicidad, estas dos cosas siempre que se mezquinan van perdiendo fuerza hasta el punto de desaparecer, porque su poder reside en el compartir, sólo cuando se comparte la felicidad y el amor es cuando estas dos logran sobrevivir y crecer en medio de este mundo tan lleno de tristezas y odios.
Se podría decir que el alimento del amor y la felicidad es el compartir, compartir es lo que llena de satisfacción al ser humano, quien comparte se libera de las ataduras que generan las posesiones, con ello se vuelve más autónomo, responsable y satisfecho con su vida.
Pero compartir es un arte que se debe saber realizar, para que el arte de compartir nos de felicidad y amor debemos aprender que si compartimos algo no debemos hacerlo con la intención que algo nos sea devuelto, quien comparte con la intención de que le den algo a cambio no experimenta satisfacción, por el contrario experimenta frustración y egoísmo, la persona que comparte debe aprender a ser desinteresada de lo contrario su hipocresía la llenara de malos sentimientos.
El da sin esperar recibir nada a cambio es quien obtiene felicidad y amor, el que logra que su felicidad y amor crezca cada día, obteniendo satisfacción, lógicamente quien desee compartir no sólo debe aprender a no esperar nada a cambio, debe saber a quién y cómo comparte porque el compartir algo mal puede maleducar a algunos haciendo que estos se aprovechen de la buena voluntad, por ello compartir esta bien pero hay que saber como compartir y a quienes se les puede compartir.
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