martes, 20 de julio de 2021

La Adiccion a Sufrir

Es muy fácil asumir esta adicción sin darse cuenta, nuestra cultura tiene muchas puertas de entrada y pocas de salida, una de ellas por ejemplo esta en la religión: El cristianismo eleva a la categoría de devoción la imagen de ese hombre crucificado y sangrante, azotado con una corona de espinas, lo que apreciamos, lo que valoramos cuando entramos a una iglesia es justamente esa imagen cruel y devastadora, de hecho los feligreses se inclinan ante ella, elevan sus brazos y oran frente a ese hombre cuyo rostro nos  da muestras de tortura y brutalidad. El niño al que le enseñan esto valorara para siempre el dolor, el sufrimiento, el sacrificio como actitudes nobles y meritorias, y es muy posible que intentando emular ese ideal, se pase la vida creyendo que cuando sufre es un ser superior moralmente y buscara ese sufrimiento a toda costa.

Otra puerta muy común es la actitud déspota y violenta con la que muchos padres tratan a sus hijos, por increíble que parezca si un padre es un agresor o abandona a sus hijos, en forma directa es mejor que si muestra actitudes ambiguas,en el primer ejemplo el niño sabe que no lo aman y que lo desprecian y se separa, procesa, elabora ese maltrato y conquista al final su supremacía espiritual sobre el padre abusador o ausente; El problema es la ambigüedad, lo que desestabiliza, lo que enloquece al niño, es que primero lo maltraten, hieran o abandonen y que en algún momento ese mismo padre tenga muestras de afecto, detalles de cariño, pequeños gestos de que si siente en su interior bondad y amor, es eso lo que engancha al niño, lo que lo ata de allí en adelante a ese esquema: Ser amado va acompañado de un componente inevitable: Ser Maltratado; y a lo largo de su vida buscara en sus relaciones sentimentales el sufrimiento, el dolor, la agresión, e intentara rescatar a su pareja de ese rol de victimario, corregirlo, ayudarlo que en fondo es una forma de salvar a su padre que simbólicamente esta allá de forma inconsciente.

Lo mismo sucede cuando uno de nuestros padres a representado el papel de victima, entonces nos pasaremos la vida buscando relaciones afectivas en las que nuestra pareja necesite algún tipo de ayuda, pero lo que hacemos en realidad es trata de salvar a ese padre o madre victima que tuvimos.

Otra puerta frecuente es la co-dependencia, en una relación con un drogadicto, alcohólico o depresivo, la pareja es una especie de salvadora, alguien clave, importante, significativo y fundamental, "es que si lo abandono ahora si va a recaer e incluso morir", es la sensación de ser el centro de la vida de otra persona, ser el apoyo de otra persona para que pueda continuar, sentirse un semidiós pues alguien mas ni siquiera moverse, salir a la calle ni existir. "No soy cualquiera de mi depende que la vida se prolongue o termine para siempre.", El ego de la pareja se ve reforzado, se acrecienta, se fortalece, pero de manera enfermiza.

El co-dependiente no es alcohólico, ni drogadicto, ni depresivo pero necesita por vía transitiva el alcohol, las drogas o la depresión, esta enganchado a ello por medio de una relación caótica y triste. Y cuando esa pareja en un intento de recuperar algo de la salud perdida, se retira e inicia una relación con una persona sana, independiente, fuerte, no se siente a gusto, no puede, y se da cuenta de que algo le falta, de que extraña poderosamente una situación engañosa: el sufrimiento, la autodestrucción, la melancolía.

Se regresa entonces a las madrugadas acompañando a esa pareja enferma a sitios donde tratan sus males, y se cree que este es el verdadero destino, el único posible, muchas parejas están unidas no por el amor, sino por la culpa, que es implacable.

Hay que tener cuidado cuando uno esta procesando dolores pasados o antiguos, a lo largo de una terapia o tiempo de meditación profunda sobre ese acontecimiento que nos marco para siempre en forma negativa, puede suceder que nos enganchemos a el, que nos consideremos importantes precisamente porque hemos sufrido mucho y ahí se cierra la trampa, consideramos que sin ese sufrimiento no valemos nada, somos cualquiera, el dolor nos da una prestancia, un brillo, una relevancia que no queremos perder.

Es preciso aclarar que el adicto al sufrimiento no necesariamente es un masoquista, porque no lo disfruta, no ingresa nunca en el gozo, no siente placer, lo que sucede es que requiere esa fuerza negativa para armar el esquema donde no es una persona cualquiera, banal, superficial, sino alguien profundo, trascendente, único.

Por curioso que parezca necesitamos entre muchas cosas una educación para la alegría, para la dicha, para el bienestar, nadie nos enseña a gozar a fondo la vida sin sentir culpa, lo que nos dicen es que por el solo hecho de haber nacido ya estamos pecando, de ahí en adelante sera muy difícil desprenderse de ese modelo y en lugar de sentirse mal por esta en el mundo, hay que
celebrarlo con jubilo y determinación.


El mundo pagano era muy superior por una sencilla razón, los fuertes eran los fuertes, pertenecemos a una época en la que los débiles derrotan a los fuertes gracias a la culpa y por eso los admiramos y queremos ser como ellos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...