Celebrar en exceso una victoria y no
corregir ni aprender de una derrota son dos de los peores errores que podemos
cometer en la vida, pues si celebramos en exceso una victoria podemos correr el
riesgo de que el ego se apodere de nosotros y terminemos perdiendo más de lo
que ganamos, y si no aprendemos nada de una derrota ni tratamos de corregirla
si tenemos dicha oportunidad jamás podremos alcanzar un triunfo sobre esta o
cualquier otra parecida.
En esta vida se debe tener humildad
al resultar victorioso para así no ser corrompidos por la gloria que trae una
victoria, pues si somos corrompidos por esa victoria puede que dicha victoria
nos salga muy cara pues será la base para tener miles de derrotas; también nos
es necesario tener perseverancia para seguir luchando por los proyectos en los
que fuimos derrotados, pues una derrota no es para que nos demos por vencidos
sino para aprender de esta y triunfar en un próximo intento.
Tanto como las victorias como las derrotas
siempre serán necesarias en nuestra vida, pues las victorias son el resultado
de muchos esfuerzos y pasiones de nuestra parte que nos dan satisfacción y las
derrotas serán siempre necesarias para triunfar de forma eficaz en cualquier
victoria, pues con ella obtenemos experiencia que es muy necesaria para
triunfar, además de que con esta podremos apreciar mas una victoria.
Si nos proponemos superar cada día
todas las derrotas por las que pasamos y si recibimos cada triunfo con humildad
podremos aprovechar de la mejor forma posible las victorias y las derrotas,
pues ambas siempre serán necesarias en nuestras vidas pero siempre será más
importante la forma en cómo las recibamos.
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