Hay personas que disfrutan del
acto de discutir, personas que gozan el sentir que alguien les contradice y que
al tiempo adoran tratar de demostrar que son ellos quienes tienen la razón, lo
cierto es que esto es un deseo tonto, porque cuando se discute con otra persona
casi nunca ni nosotros ni la otra persona vamos a cambiar de opinión, aun si alguna
de las partes habla con razón, es más para colmo es razón corre el riesgo de
transformarse en incoherencia debido a que cuando se discute muchos dejan de
hablar convocando a la razón y prefieren acudir a la ofensa de lo que es su
contraparte.
Tristemente quien discute no lo
hace con el propósito de aprender de su contraparte, hallar un punto común
entre ambos o buscar la razón, lo hace con el único propósito de mostrarse más
perfecto que su contraparte, las discusiones solo sirven para subir el ego de
muchas personas.
Una persona realmente sabia no
necesita de ganar discusiones para mostrar sus ideales, con su ejemplo lo hace
mejor y les da utilidad, una persona sabia no busca con quien discutir prefiere
aprender de otros y enseñar lo que sabe, una persona sabia no discute
simplemente porque sabe que eso no logra nada bueno.
Una discusión casi siempre dejara
rencores entre las partes que discuten, por ello lo mejor que podemos hacer es
evitar discutir, no necesitamos compararnos con nadie, ni pretender
demostrarles a otros nuestros conocimientos e inteligencia, cuando somos
conscientes de esto es cuando podemos aprovechar todo nuestro potencial pues es
mejor actuar a discutir lo que se puede hacer.
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