El agua atraviesa las rocas no porque
sea más fuerte sino porque es blanda, así mismo puede pasar con los seres
humanos, las personas que actúan como rocas generalmente son las que más tratan
de verse como las más duras y fuertes, tratan de imponerse a otros, pero por
dentro son vulnerables, tienen problemas de aceptación personal y falta de
autoestima; Las personas que son como el agua han aprendido a no oír ofensas ni
palabras hirientes, saben afrontar los problemas y saben que se debe ser
constante ante cualquier adversidad; Estas últimas naturalmente superan a las
primeras y no lo hacen por exhibir su fuerza o tratar de imponer dominio lo
hacen porque son constantes y no se paran a llorar por las cosas malas que les
puedan pasar, no se dejan dominar por traumas y resentimientos a diferencia de
los primeros.
La fortaleza no está en la
rudeza, muchas veces quien más actúa rudo es el primero que huye al presentarse
el problema, quien más pierde su autocontrol, la persona que menos soluciones
propone; la fortaleza está en el saber pensar antes de actuar, en el ser constante,
en el conservar la calma en momentos de tensión, en el actuar de forma
inteligente.
Nosotros los seres humanos muchas
veces creemos o de forma subconsciente actuamos de forma ruda, como una bestia
para lograr algo, actuamos con ira, desesperación, afán y de muchas otras
formas que nos hacen hacer las cosas mal o fracasar, solo podemos evolucionar
cuando pongamos en práctica la filosofía del agua, cuando dejemos de actuar
como rocas, porque los que actúan como rocas se llenan más de problemas que de
soluciones.
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