Si algo arruina nuestra vida eso es el apegarnos a las cosas,
tener lo necesario, tener cosas que pueden sernos útiles y aprovecharlas no
tiene nada de malo, pero cuando desarrollamos una dependencia obsesiva por esas
cosas, nos hacemos esclavos de las mismas.
No se debe confundir el tener procesiones
con la felicidad, tener posesiones puede facilitar la vida, pero hay que
saberlas administrar para que no nos generen dolores de cabeza y hay que saber
que son solo posesiones pues quien se obsesiona con ellas pierde su juicio volviéndose
esclavo de las mismas.
La felicidad surge mas fácil cuando aprendemos a no apegarnos
a las cosas, cuando valoramos lo que tenemos y somos agradecidos, cuando nos
nace compartir, cuando no necesitamos retener nada material para sentirnos
bien, la felicidad verdadera no es alardear de lujos ante otros, ni acumular posesiones,
quien piensa que lo anterior es felicidad solamente conseguirá alejarse de la
felicidad verdadera en vez de lograr acercarse a ella.
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