Las cosas son buenas o malas según
la percepción de las mismas, la esperanza no escapa a esta realidad, pues si la
interpretamos como un autoengaño o una felicidad, en ambos casos tendremos razón,
pero lo cierto es que aun si no queremos como seres pensantes y seres que por
naturaleza buscan algo en que creer, siempre recurriremos a la esperanza.
Es claro que todo ser humano en
determinada situación adversa de su vida recurre a la esperanza, incluso
aquellos que maldicen la esperanza en algún momento se aferran a ella, un sabio
filosofo dijo que la esperanza es la prolongación del sufrimiento, si vemos la
esperanza tal como el la ve de seguro que es verdad, la esperanza será un
sufrimiento, pero si en lugar de eso la percibimos como una felicidad, la
esperanza no será la prolongación del sufrimiento sino la calma y respiro en
medio de la adversidad.
Quien ve la esperanza como
sufrimiento solo se condena a la derrota en los momentos en que no se cuenta
con nada más que la esperanza, quien la ve como una felicidad tiene todavía una
oportunidad para vencer la adversidad, es feliz en la lucha aun si en el peor
de los casos es derrotado, conserva más fácilmente su salud y puede ver
oportunidades.
Durante toda nuestra vida vamos a
vivir momentos donde todo esté en contra nuestra menos la esperanza, está en
nosotros hacer de ese sentimiento de esperanza algo dañino para nosotros que
termine de vencernos o algo que nos brinde felicidad y fuerza para seguir en
pie de lucha.
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