El estado de ánimo de los seres humanos es de lo mas inestable que hay en el mundo, aun si como personas lo tenemos todo para ser felices o estar satisfechos, muchas veces nos deprimimos y nada nos satisface, y esto no necesariamente es porque seamos seres desagradecidos o malcriados, el cerebro humano tiene a recordar mas los momentos de tristeza que los mementos de dicha y gozo.
Debido a que el estado de ánimo de los seres humanos es tan volátil, han surgido miles de medicamentos para tratar de subir el ánimo, medicamentos que no sirven para nada o que generan dependencia, estos medicamentos al final de cuentas le hacen mas daño a nuestro cuerpo que nuestro peor estado de ánimo.
Como no existe un medicamento que mejore nuestro estado de ánimo, solamente hay algo que permite o no que un momento de depresión acabe con nosotros, nosotros mismos, nosotros somos quienes podemos aliviar nuestras penas, si somos capaces de reconocer nuestros errores estos no serán lamentos, si reconocemos que la vida es dura no tendremos una personalidad victimista y patética, si somos capaces de aceptar la realidad de las cosas y a la vez de ver el lado bueno de las mismas podremos sacarles provecho y no comportarnos de forma cobarde ante las mismas.
Si algo sana o calma un estado de ánimo deprimente son una pocas palabras bondadosas pero: ¿Podemos decir palabras bondadosas si no somos fuertes de espíritu?, claro que no, así como un maestro que nunca emprendió un negocio no puede dictar clases de emprendimiento e innovación útiles, una persona cobarde, victimista y deprimida no puede subirle el ánimo a otras personas y mucho menos a sí misma, las palabras que sanan espíritus vienen de personas fuertes, capaces de enfrentar sus temores, capaces de luchar por lo que desean aun con todo en contra, ser una persona de aquellas que con sus palabras suben el ánimo de cualquiera es de las cosas mas satisfactorias que se puede lograr, pero para esto necesitamos aprender a llevar nuestros peores estados de ánimo que nos generan tantos temores, necesitamos ser fuertes aún si por dentro nos estamos muriendo de miedo.
Esta entrada me ha fascinado camilo
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