Muchas veces ignoramos u
olvidamos que todas las personas tienen diferentes necesidades emocionales,
como resultado de ello no sabemos en forma instintiva como apoyarnos
mutuamente, en general damos en las relaciones lo que queremos, mientras los demás
dan lo que ellos quieren, cada uno de nosotros supone erróneamente que el otro
tiene las mismas necesidades y los mismos deseos, por lo tanto, ambos quedan
insatisfechos y llenos de
resentimientos.
Muchas veces en una relación
sentimos que damos sin recibir nada y nuestra contraparte siente los mismo, la
verdad es que ambas partes dan pero no en la forma deseada. Por ejemplo, una
mujer piensa que se muestra afectuosa cuando hace un montón de preguntas y
expresa preocupación, esto puede resultar muy molesto para un hombre, este
puede llegar a sentirse controlado y busca espacio personal, ella se confunde
porque si recibiera ese tipo de apoyo se sentiría muy agradecida, sus esfuerzos
por mostrarse afectuosa son el mejor de los casos ignorados y, en el peor,
molestos.
La cuestión en la vida es
comprender que lo que para nosotros es bueno no lo es para todas las personas,
no podemos pretender que lo que nos hace felices hará felices a los demás, hay
que aprender a ponernos en los zapatos de otras personas, a analizar sus
necesidades y sus anhelos, para así cuando necesitemos llegar a un acuerdo con
otra persona poder lograrlo mediante el demostrarle que conocemos sus
necesidades en vez de asumir erróneamente que sus necesidades son como las
nuestras.
Cuando aprendemos a analizar a
las personas también podemos enseñarle a otras personas cuales son nuestras
necesidades para que estas nos piensen que nuestras necesidades son las mismas
que las de ellas, serán muchos los malentendidos que evitemos una vez seamos
conscientes e identifiquemos las diferencias que existen entre nosotros y las demás
personas con las que tengamos algún tipo de relación.
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