Reflexionar es de sabios, día a
día tomamos muchas decisiones y no nos detenemos a pensar si hemos obrado bien
o si nos estamos equivocando, las consecuencias no siempre se conocen a corto
plazo, no siempre son positivas. Además, también perdemos mucho tiempo luchando
por cosas que en el fondo no importan tanto y dejamos de lado otras que
deberíamos valorar más.
Somos un fiasco cuando perdemos
el equilibrio de nuestra vida, hay que aprender a pensar antes de actuar pero
al tiempo no quedarnos pensando demasiado a tal punto que cuando deseemos
actuar ya sea tarde y no se pueda, lo ideal es aprender a reflexionar para que
cada vez que necesitemos hacerlo podamos sin que esto implique llenarnos de
temor y quedar impedidos para tomar riesgos.
La reflexión debe tener la
finalidad de sanar nuestras heridas cuando nos equivocamos y de prevenir en lo
posible que volvamos a equivocarnos, nunca es saludable confundir el
reflexionar con el castigarnos pensando en que fuimos unos tontos por habernos
equivocado o por dejar perder una oportunidad; El pasado es pasado, solo queda
seguir adelante, pensar bien antes de actuar y jamás evitar correr riesgos,
porque cada riesgo es una oportunidad potencial.
No importa cuántos fracasos
tengamos desde que aprendamos de ellos y estemos bien con nosotros mismos, esto
último el estar bien con nosotros mismos es lo que más importa, porque esto es
lo que nos brindara la sabiduría necesaria para que nos vaya bien en lo que deseemos,
la vida se trata de cometer errores y aprender de ellos, aprendemos de ellos
por medio de la reflexión no de los lamentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario