Siempre nos andamos quejando de la adversidad, desearíamos que nunca tuviéramos que experimentarla pero casi nunca reflexionamos y nos damos cuenta de que sin ella no podemos ser mejores, superar nuestras debilidades y tener nuevos talentos, la adversidad nos puede hacer sufrir pero sin ella tampoco experimentamos los placeres como la satisfacción y la superación personal.
Los seres humanos sin importar nada tenemos el mal hábito de conformarnos, estancarnos y echarnos a las petacas cuando gozamos de prosperidad y buenos tiempos, aun cuando somos conscientes de esta realidad somos propensos a cometer este error, y cuando esto llega al límite, la adversidad aparece y nos coge flojos y débiles, haciendonos sufrir mucho mas de lo que se debería.
La adversidad no es mala, lo malo es descuidarnos en la prosperidad, no autoeducarnos, confiarnos en los buenos tiempos; cuando forjamos carácter, usamos nuestra inteligencia, evitamos victimizarnos y nos mantenemos en calma, logramos aprovechar la adversidad, superarla y con ello logramos la prosperidad aun en los tiempos mas difíciles.
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