Todos de niños al ver cualquier historia solamente veíamos los motivos de los buenos de la historia, nos identificábamos con los mismos y deseamos ser como ellos, pero cuando crecemos pasamos por muchas vivencias dolorosas, comprendemos ciertas verdades que antes no entendíamos, lo que es ser un rechazado, tener un mal día y el sentimiento de impotencia al ver mucha impunidad.
En ciertas historias tienen mas humanidad los villanos que los protagonistas, villanos que han sufrido bastante, mientras al protagonista se le tiende a referenciar como alguien perfecto, el villano tiene muchas cosas de un ser humano promedio, deseoso de ser amado, ganas de querer mejorar el mundo, lucha contra la soledad e incomprensión, victima del rechazo, vividor de profundos traumas que marcaron su vida.
No es sano terminar como un villano pero comprender las circunstancias que pueden llevarnos a serlo puede ser útil para saber llevar un equilibro entre el ser un ciudadano ejemplar y el no dejarse atropellar en lo posible por el sistema, poder gozar de salud mental y comprender porque algunas personas aveces actúan de manera que muchos dirían inapropiada.
Los seres humanos tenemos cualidades buenas y malas por naturaleza, dependiendo de nuestras vivencias, educadores y entorno podemos terminar siendo villanos, héroes o simplemente gente del montón, en la vida real los que piensan como muchos villanos de películas no son villanos sino personas indignadas con una vida dura, mientras que muchos afortunados, corruptos, aprovechados de un alto cargo o influencia son los verdaderos villanos de la vida real (aquellos políticos, reyes y personas importantes que las películas hacen ver como héroes).
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